Goya, un gran artista
“El sueño de la razón produce monstruos”.
Esta frase atribuida al artista ejemplifica muy bien al que pensaba Goya.
Saturno es la deidad romana, más celebrada por los griegos como Cronos, el dios que personifica el tiempo. Entendía sobre él y su familia una abominación, porque desde el principio mismo depuso a su padre Urano, su posición soberana entre los dioses, ya que estaba dominado por la locura, generando mucho desorden en la esfera terrestre. Poco después, también tener un liderazgo tiránico, recibe un asustar, la profecía que también sería depuesto el trono por uno de sus hijos.
El Dios romano constriñe matrimonio con Rea, que encarna la tierra. Consciente de la predicción paterna, devora a todos los niños, nacidos. Esto ocurre con Vesta, Ceres, Juno, Plutón y Neptuno. Entonces, su esposa arma un plan para salvar a Júpiter, el recién nacido. Envuelve una piedra en algunos paños y envía al marido, tratando de persuadirlo de que él entrega al hijo. Sometido por gula, traga el objeto sin darse cuenta de lo que ocurre, que señala el carácter del tiempo, que devora y todo lo que existe destruye. Por la deglución de la piedra, expulsa los niños previamente devorados, qué ayudan Júpiter, más de diez años de persistencia lucha, derrotando a Saturno.
Con esta historia de mucho horror de Saturno, Goya pinta el cuadro “Saturno devorando a un hijo”. Es una de las pinturas a oleo pertenece, por tanto, a la serie de las pintura negras del artista. Por él usar en ellas se hace de los tintes sombríos y negros y también por los temas muy nebulosos. Esta pintura estaba en su propiedad, por eso tenía un carácter privado, hizo que el artista se expresara en estas obras con gran libertad. Pintadas directamente sobre los muros, la técnica empleada debió de ser mixta, pues los análisis químicos revelan el empleo de aceites en su composición. Sin duda una grande obra, pues medía 143,5 cm x 81,4 cm, de un muy gran artista, que tiene impresionado mucho las personas, inclusive yo, por su realismo e ferocidad en que el Saturno come a uno de sus hijos.
Constantemente estamos aterrorizadas por tiempo, como si se tratara de una entidad real y inexorable, contando con paciencia el segundo, el minuto, el año en medio de la cual nos acercamos al final. Como una gran bandada esa carpeta pacientemente mientras una multitud de hombres se prepara para transforma en alimentos, por lo que esperamos a la muerte en un mil veces peor condición, porque sabemos que nos va a morir. ¿No el tiempo, este concepto, tan valioso para nosotros, simplemente una consecuencia del mundo físico? como la distancia, o la temperatura, nuestra idea de tiempo sólo busca medir los progresos del procedimiento que suceden en el universo. En este sentido pierde mucha importancia que concedemos a él, porque, independientemente del tiempo transcurrido, que nunca se detiene en realidad es la secuencia de eventos físicos, químicos o de lo contrario, y las transformaciones causaron por ellos. La única vez que esto mide, sólo escasamente resuelta, la velocidad de estas transformaciones, en dada la ubicación bajo ciertas condiciones.
La obra representa el grande dios Cronos de los griegos, como es frecuente apatías de Chornos, el Saturno en la mitología romana, el acto de devorar a uno de sus hijos.
Redactado por: Emerson Roberto de Oliveira
